Realismo Fito Mágico
Latinoamérica es una región del mundo impregnada de leyendas e historias cargadas de situaciones mágicas que han sido plasmada por plumas como Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Juan Rulfo o Arturo Uslar Pietri, por nombrar algunos. El pasado 11 de octubre, en Madrid, este servidor vivió una experiencia digna de una novela de “realismo mágico” pero en Europa.
Tuve la iniciativa junto a mi pareja y a mis padres de ir a presenciar el desfile de "Viva América", un evento en esencia folklórico de la cultura latinoamericana con bailes, los trajes coloridos y música. Las coordenadas exactas de esta pachanga, el hermoso Paseo del Prado adornado por sus imponentes árboles y anchas aceras que comunican con edificios llenos de arte.
Después de repetirse la escena una y otra vez, comparsa tras comparsa, el próximo final parecía predecible. Mis acompañantes decidieron partir a casa en lo que continuaba el alegre desfile lleno de satisfechas caras que mostraban con gusto un pedacito de sus tierras lejanas. Elegí quedarme y seguir disfrutando de esa agradable tarde-noche otoñal, sin mayor expectativa que estar.
La puesta en escena avanzaba de izquierda a derecha ante mis ojos, de sur a norte para la brújula, es decir, desde la estación de trenes de Atocha hasta la glorieta de Cibeles, destino y punto tradicional para el festejo de las conquistas locales o internacionales del Real Madrid. A diferencia de esas ocasiones el blanco no predominaba en el escenario callejero, sino los múltiples colores de las banderas y vestimentas tradicionales desde el río Bravo hasta la Patagonia.
Ya no llegaban nuevas carrozas desde Atocha y el nuevo vacío sobre el asfalto parecía indicar que el fin era inminente. De pronto el sonido de un piano comenzó a ser audible poco a poco para mí y para unos pocos que permanecíamos a la altura de la fuente de Neptuno, por cierto, donde celebra el otro equipo de la ciudad, el Atlético de Madrid. El volumen de aquel instrumento iba in crescendo a medida que un autobús de dos pisos azul se acercaba hacia ese punto procedente desde el origen del desfile.
Cuando el misterioso transporte estaba a punto de llegar a Neptuno una voz muy familiar comenzó a cantar sobre la melodía del piano. La intriga dio paso a un bombardeo de preguntas y respuestas en mi cabeza: "¿Quién será? Es argentino. Conozco esa voz. ¿Me suena a...? No puede ser. ¿Si será?"
Entre la naciente oscuridad de la noche y las amarillentas luces de las farolas del Paseo del Prado pude distinguir que varios músicos con instrumentos en mano estaban sobre el segundo piso sin techo del autobús. Uno de los hombres tocaba con intensidad el piano, el mismo que me venía intrigando desde largos minutos atrás. A lo lejos su afilada cara con lentes y su cabello ensortijado confirmaban la sospecha, aunque la razón aun se negara a creerlo.
"Grandeee Fitoooo... Arriba Fitooo". Los gritos a mí alrededor de los groupie fanáticos del músico argentino develaron más mágica realidad de ese instante. Pues sí, era él, Fito Páez. El responsable de la música en vivo que se propagaba con fuerza desde un autobús rodando por el centro de Madrid. El mismo personaje que en Latinoamérica llena estadios, auditorios y teatros desde finales de los ochenta; el mismo que en su natal Argentina posee el record del disco más vendido para un artista de ese país con "El Amor después del amor"; el mismo que ha hecho música con otros grandes artistas como Joaquín Sabina, Mercedes Sosa, Charly García, Caetano Veloso, Luis Alberto Spinetta, etc., etc., etc.
El particular escenario rodante se detuvo justo enfrente de todos los que estábamos en la Plaza Neptuno. Sin pensarlo un segundo saqué mi teléfono del bolsillo y grabé unos segundos como evidencia del inédito recital. Había ido a muchos conciertos, pero nunca antes un concierto había hacia mí, y menos con un músico reconocido de gran talento.
(Entre la excitación del momento y la baja calidad de mi teléfono, el vídeo con imagen torcida no era apto sus ojos)
El autobús retomó el movimiento con destino a la diosa madrileña de Cibeles, mientras en ese momento me convertía en un peregrino más ante la sorpresiva aparición de Fito, al menos para este servidor. En el camino tuve que esquivar personas, postes, alcantarillas, vasos, para no perder distancia con el ser que predicaba musicalmente.
"Un vestido y un Amor", "Dar es Dar", "Brillante sobre el mic", "Al lado del Camino", "Y dale alegría a mi corazón", fueron algunos de los sermones cantados en todo el trayecto por el profeta de turno. Al detenerse el autobús al frente del imponente edificio de Correos, Fito dejó el piano y se colgó la guitarra eléctrica para subirle potencia a la fiesta en los abarrotados alrededores de la Plaza Cibeles.
"Circo Beat" y "Tercer Mundo" no defraudaron a la mayoría que nos recordó de donde venimos desde el punto de vista del rosarino, no muy alejado del mío. "Ciudad de pobres corazones" elevó aún más los ánimos para terminar cantando a todo pulmón la desgarradora canción. Pero como se trataba de una fiesta, Fito, como buen entretenedor, supo llevarnos a un estado más alegre con la vigorosa "Mariposa Technicolor". Tema ideal para cerrar una surrealista presentación.
El autobús retomó su rodaje rumbo a la Puerta de Alcalá y desaparecer poco a poco, tal y como había llegado minutos atrás. Tocó despertar de una realidad cuando los de agentes del "orden" me invitaron a salir del asfalto frente a la diosa Cibeles.
Pocos segundos después los coches circulaban por la calle, como si nada diferente hubiese pasado, como si todo lo vivido un rato antes fuera fruto de otra realidad. Puro realismo Fitomágico.
Adrián Naya.
Pensar que estuve previos momentos contigo a ésto que relatas...e imagino y siento que realmente me quedé....realidad mágica, no? o conección mágica con tu relato?
ResponderBorrarMuchas felicidades y éxitos con esta nueva vivencia....se te quiere mucho
Mamá
No cabe duda que este medio es maravilloso, tu relato me trasladó por completo a ese Madrid maravilloso que sorprende a sus habitantes día con día y al que extraño como nadie imagina... Y bueno, esta faceta tuya no la conocía y me ha encantado conocerlo. Te agradezco enormemente que me hayas incluido en tus invitaciones, pienso que me convertiré en lectora asidua... De nuevo gracias, un abrazote...
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