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Mostrando las entradas de febrero, 2010

Jeremy habló

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...y para siempre "Jeremy spoke in class today... Jeremy spoke in class today..." Sí, Jeremy habló en clase hoy. Un día cualquiera de enero de 1991, un adolescente de 16 años de Texas decidió expresar de la mejor forma que pudo su dolor y desesperación, y fue disparándose por la boca en un salón de clases enfrente de sus compañeros, enfrente de la sociedad. Ese hecho de la vida real fue llevado por Eddie Vedder, vocalista de Pearl Jam, en forma de letra y música que llegó a mis oídos como un "mensaje en la botella" en el verano de 1992,  en una discotienda londinense. En este invierno (europeo) del 2010  ese "mensaje" ha empezado a sonar otra vez en mi cabeza. En aquellos comienzos de los noventas, la canción "Jeremy" podía escucharla todos los días seducido más por su propuesta musical y la descarnada interpretación de Eddie Vedder, que por su contenido lírico, aunque llegué a traducir la letra al castellano. Ahora, casi veinte años desp

U2

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U na vez , 2 veces ... En la vida pocos libros me han atrapado dos veces. Y se preguntaran: "¿Y este blog no es sobre música? ¿Por qué empieza a hablar de libros?   Porque el libro que quiero compartirles, mientras lees sus páginas, te transporta hacia la música, U2 by U2.   Esta edición impresa del 2006, es la historia de un "niño" concebido por cuatro adolescentes irlandeses, y que un día de finales de los setentas lo bautizaron como un avión militar soviético, U2. Ese "niño" ha crecido poco a poco con sus tropiezos y aciertos hasta madurar como el gran "ser" que con mucha humildad ha logrado un importante lugar en la historia del pop/rock mundial.   Los padres de la criatura, Bono (Paul Hewson), The Edge (David Evans), Adam Clayton y Larry Mullen Jr., hacen en U2 BY U2 una minuciosa radiografía, un intenso psicoanálisis, y tal vez una profunda cirugía de sus vidas como personas "de a pie", y como integrantes de la exitosa

Sentimiento Muerto

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Más vivo  que nunca   Seis de mayo de 1989, Poliedro de Caracas (recinto de deportes y espectáculos), estaba a escasos metros de una enorme tarima entre miles de personas que se movían como las olas del mar. Minuto a minuto ese "océano" se iba calentando más y más. De repente todas las luces dentro del enorme y abarrotado domo se apagaron. Obscuridad total. Unas pequeñas luces de linternas encima de la tarima hacían reflejar unas caras que se iban acomodando en el escenario. "¿Quién es esa chica?" Pregunté a un "vecino", que más bien parecía mi hermano siamés, no por el parecido, sino por lo apretados que estábamos entre el mar de personas.  En ese momento ese "océano" ya  se había "tragado" a mis amigos. ¡Es Cayayo! Me contestó ese "vecino" con tono seco, quizás obstinado por el incómodo bamboleo, o tal vez por mi ignorancia. Cayayo, guitarra en mano, estaba pintado con la cara de blanco, labios de rojo, adem